En las faldas segovianas de la sierra de Guadarrama, se encuentra la llamada ‘Escocia española’, gracias a varias marcas de whisky que desde hace décadas tratan de deslastrase de denominación popular de «matarratas».

Se trata de la mayor y única destilería de este licor que lo produce en cantidades industriales. Allí reposan los toneles de DYC, marca hegemónica de este singular caldo ibérico desde hace décadas.

Lo cierto es que el orgullo de Escocia con denominación hispana decidió olvidarse de lo barato para potenciar la calidad y el hecho artesanal, que busca un puesto en la globalización de los productos premium.

Entre los factores que juegan a su favor se encuentra la pureza del agua, clave del éxito de los whiskies escoceses. La firma le da peso al río Eresma, con todo el valorque la agrega a la historia en valor nuestra historia de la locación segoviana, lo que hace del brebaje local toda una experiencia.

Desde que Destilerías y Crianza empezase su andadura en los años sesenta, prácticamente no ha tenido rival, y ahora es parte del grupo global japonés Beam Suntory, lo que representa una  evolución,

Cabe destacar que pequeñas destilerías han ganado premios internacionales e incluso el nombre de España aparece en portadas de la revista más influyente de la industria, ‘Whisky Magazine‘, como lugar a tener en cuenta.

Nombres como Basque Moonshiners, Embrujo o Siderit, entre muchos otros, han comenzado a hacer ruido en una industria que hasta hace nada era muy limitada en España.

Sus tiradas, de unos miles de botellasy envejecidas en pequeñas naves, son aún muy pequeñas, pero se agotan en horas o minutos. Gracias a nuevos clubes, prescriptores, coleccionistas y mercados, cada vez atraen a más y más consumidores.

En resumen la Escocia castella cumple con las tres premisas del whisky de las tierras del norte de las islas británicas. Agua pura, del Eresma, buen cereal, malta de cebada y maíz de Castilla y León y buen envejecimiento.

Edición:Franck Armas/Fuente y Foto: El Confidencial