Claudio Link: El porteño que hace de los cuchillos joyas

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Por la sangre de Claudio Link no sólo circula el ADN polaco e italiano de sus ancestros, también se detecta la innegable huella de uno de los oficios más antiguos del planeta, como lo es forjar cuchillos, con la diferencia que él los convierte en verdaderas joyas que expone cada fin de semana en la concurrida Plaza Armenia.

Su padre Rubén Link era uno de los más reconocidos engarzadores de piedras finas de toda Europa, una exigente técnica francesa conocida como paveé que consiste es compactar piedra sobre piedra, hasta amalgamarlas como hermosas creaciones que formaban parte de las vitrinas oficiales del Principado de Mónaco.

“Mi padre acompañó a la oleada de inmigrantes europeos que vinieron a América en el año 89, luego de prestar su arte a durante 20 años a los príncipes de Mónaco”, recuerda y cuenta:

“Yo estudié cine y monté una productora de videos y luego me asocié con papá en lo que era nuestra razón de ser. Así que nos dedicamos al oro hasta el año 2.000 en la cuna de la joyería argentina de la Calle Libertad. La crisis nos hizo trabajar con plata como orfebres y forjadores.

Claudio se arrimó por más de dos años a la técnica de pallarois, tradición de la orfebrería catalana con más de 300 años de historia, cultivada en Argentina por varios hermanos, entre ellos el platero argentino de renombre internacional Juan Carlos Pallarois, recordado por los Bastones de Mando de varios presidentes argentinos.​

El cuchillo criollo con cabo de asta de ciervo

“Así nacieron mis cuchillos, que fui perfeccionando bajo la afilada mirada de Mauricio Daletzky. Hice cursos de acero de Damasco, una amalgama de capas alternas de dos tipos de acero: uno con trazas de carbono y la otra con níquel, compactadas como un hojaldre a fuego y yunque”.

Link no para de aprender y cada dos años actualiza su arte en el Encuentro Internacional de Forjadores de la Costanera Sur, más conocida como “La Vieja Munich”, hoy convertida en el Museo de las Historietas.

Joyas de acero forjadas a golpe de yunque

El producto de su dedicación es un paseo por el devenir la más útil y cotidiana de las herramientas domésticas, con una notable diferencia porque, desde el modesto cuchillo criollo con cabo de asta de ciervo hasta la afilada hoja digna de un master chef japonés, están a la mano en una plaza donde se respira arte por los cuatro costados.

Desde un cuchillo casero hasta el capricho de un master chef japonés

Por Franck Armas/Fotos: F.A

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