No creo que Maduro se inspire en La «Danza macabra» de Camille Saint-Saëns, cada vez que baila salsa, aunque su musa podría ser las antigua superstición de la Danza de la Muerte.

La Danza Macabra, estrenada en París el 24 de enero de 1875, describe a la pelona tocando el violín a medianoche. Al amanecer, con el canto de los gallo, los muertos vuelven a sus tumbas.

Maduro lo hace a su manera en las redes y uno sospecha que a las 3 y 33 de la madrugada, -la hora preferida del diablo para despertar a los insomnes-, mientras golpea un par de congas frente a cámara, luego del reporte trágico de cada protesta

En la obra del multifacético parisino,  los esqueletos bailan alrededor de una tumba, sin perder ni un compás del macabro ritmo hasta que amanece, al tiempo que el canto de los gallos anuncia el retorno de los difuntos a sus tumbas.

De haberlo escuchado alguna vez, Maduro sería el más consecuente fanático del multifacético compositor, director de orquesta, pianista, improvisador  y, mire usted, militar francés, sobre todo por lo de improvisador y militar.

Lamentablemente para Maduro, Charles Camille Saint-Saëns no llegó a conocer la salsa, por lo que no podría usarlo para su Danza Macabra Guaguancó.

Así que el próximo baile será con un tema más apropiado: Todo tiene su final, de la llave Colón Lavoe.

Como van las cosas, uno se atreve a vaticinar que lo único que durará para siempre será la herencia del organista francés, porque el tránsito por la vida del bailarín de Miraflores tiene su final en la papelera de la Historia.

PabVen/Por Franck Armas/ Foto: Cortesía ICB/TV