Dependencia por Josué Fernández

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Está súper refrendado en términos generales, que hablar de “dependencia” se refiere a la “necesidad compulsiva de alguna sustancia, como alcohol, tabaco o drogas, para experimentar sus efectos o calmar el malestar producido por su privación”. Discusión aparte sin embargo, hay otra variedad quizás peor de dependencias, las cuales afectan el fondo del ser humano como su dignidad, dejando pocas huellas a simple vista, y por lo tanto pasarían desapercibidas para el propio individuo o su entorno, con el riesgo de convertirse en  calladas epidemias sociales, aun circunscritas a polos opuestos al principio.

Unos pocos ejemplos de dependencias peores a las del alcohol, tabaco o drogas,  podrían derivarse de la costumbre de muchos humanos, sanos, de cruzarse de brazos a la espera de “almas caritativas” que satisfagan las necesidades diarias de sustento para continuar merodeando su existencia, a veces forzados a soportar cualquier tipo de humillación. En número menor se hallarían los dependientes de chanchullos como rápido acceso al bienestar que les niega la honradez,  pero dotados de caras duras para exhibir sus pertenencias mal habidas, y hasta reclamar respeto, consideración y superioridad sobre los demás.

También se anota entre las dependencias con mayor antigüedad, la de sacar provecho a depravaciones como las ya mencionadas, y hasta promoverlas, siguiendo el método para la dominación y la esclavitud de aquellos impedidos para trascender mediante el juego limpio. Dentro de los vicios corrientes son los traficantes y tahúres quienes se valen de los que cayeron  con grave dificultad para salir del foso;  mientras serían  tiranos los esclavizadores de los pueblos con chantajes populistas y repartos de migajas.

“El pobre quiere más, el rico mucho más, y nadie con su suerte, se quiere conformar”, en esas cuatro estrofas de ese corto verso,  se resume la gran tragedia de los tiempos que fueron y de lo que están por venir, a lo largo y ancho del universo.  En la Venezuela de ahora, para los menos afortunados, que crecen con la distribución oficial de la escasez y la pobreza, el cepo se esconde con sobras metidas en cajas “CLAP”, así como se presiona por respaldo incondicional y registro de localización a transportistas populares, con la venta restringida de gasolina con privilegios, en exclusividad para portadores del “Carnet del Patria”,

De otro lado, el anzuelo para la pesca de la dictadura en la franja de los delincuentes de cuellos blancos, se potencia con comisiones, sobreprecios, servicios de testaferros, adjudicaciones de bienes y concesiones sin licitación, franquicias cambiarias de divisas controladas, ascensos y notoriedad exprés, y  atractivos  agregados según requerimientos de la ambición, avaricia, vanidad, de insaciables asaltos al patrimonio colectivo.

Existen enormes reservas sobre suelo venezolano, donde un grueso de la población todavía es gente decente, con voluntad de hierro para vivir sin llegar a excesos que descalifiquen su regular desempeño ciudadano. Para el segmento de excepción, Rubén Blades dedicó Decisiones, para advertir finalmente que, “cada día, alguien pierde, alguien gana, ¡Ave María! Decisiones, todo cuesta, Persígnate, Salgan y hagan sus apuestas, ciudadanía”.

PabVen/ http://comunicadorcorporativo.blogspot.com/2018/08/dependencia.html

 

 

 

 

 

 

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