El Pelero de Petkoff Por Franck Armas

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El editor del portal PabVen, Franck Armas,  entrega hoy el capítulo «El Pelero de Petkof, incluido en su libro de relatos  «Morir la vida en Buenos Aires», que será publicado a principios del año próximo en Argentina.

El pelero de Petkoff

Hace pocos años me despedí de mi madre Lucía, comadrona por experiencia con accidentados estudios primarios que concluyó, cuando yo terminaba el bachillerato.

Enfermera auxiliar a fuerza de guardias nocturnas y relacionista pública innata, gracias a las hallaquitas de chicharrón que cargaba en la cartera para ganarse a los jefes.

A pesar de formar parte de los fundadores de la Maternidad Concepción Palacios, en la ciudad de Caracas, decidió traerme en casa durante un terrible parto que posteriormente le impidió    proveerme de hermanos, aunque me legó el don de parirlos en la calle, a mi medida y hasta el día de hoy.

Ayudó a crear los servicios de enfermería de las dos primeras clínicas privadas de Venezuela y los del Hospital Militar de Caracas, a cual le entregó unos 50 años de su vida.

Cuando la jubilaron, le suplicó al director que la  empleara de nuevo, y allí casualmente murió cuando rondaba los 95 años, como siempre lo presagiaron sus deseos.

La asignaron a la Suite Presidencial del nosocomio militar, donde atendió a Wolfang Larrazábal, Rómulo, Betancourt, Raúl Leoni y Rafael Caldera, entre otras personalidades de la era democrática venezolana, hasta que la trasladaron a la sección de procesados militares donde se encargó de guerrilleros juzgados por tribunales militares, entre ellos Teodoro Petkoff,    el más consentido de sus pacientes.

En su celda, el guerrillero dejó crecer sus barbas, mientras jugaba ajedrez y combatía un aparente problema de salud. A las siete de la noche del 30 de agosto de 1963,  la vieja Lucía le tomó la temperatura ante una aparente complicación. Luego se comprobó que fue inducida por una copiosa ingestión de sangre. Lucía condujo la silla de ruedas hasta el borde de la cama y lo ayudó a subir.  l

Horas después, Petkoff se deslizaba  por una cuerda de nylon, desde su celda en el séptimo piso hasta uno inferior; le preguntó a un ingenuo guardia, cómo hacía para salir del hospital y el uniformado lo condujo hacia la libertad, mientras Lucía descubría tras los barrotes, los restos de las barbas de Teodoro junto a su afeitadora y un arrugado papel:

-¡Gracias vieja. Disculpe el pelero!

Lucía fue interrogada en los sótanos del Servicio de Inteligencia de las Fuerzas Armadas –SIFA-;.y días después la reasignaron a la Suite Presidencial.No la creyeron capaz de participar y, mucho menos planificar la fuga del siglo venezolana.

Petkoff aun mantiene al Rey en jaque.

NR.- El periodista, ex guerrillero y opositor radical de Hugo Chávez falleció el 31 de octubre, a los 86 años, en la ciudad de Caracas.

 

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