Encuentran gen de la felicidad  en el chocolate de Paria

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(Por Franck Armas).- Casi todos los chocolateros sostienen que el cacao y su derivado, el chocolate, hacen a la gente más feliz,  y Alida Quintero, quien conoce el proceso desde su siembra, no es la excepción.

Esta merideña, que cuida su parcela desde hace más de 20 años, cambió el frío de los páramos por las cálidas playas del estado Sucre para brindar una vida más tranquila a sus dos hijos. Con el chocolate en mente encontró la paz y la felicidad.

Bajo un concepto orgánico, sin agroquímicos, construyó su fábrica en la Península de Paria  e  involucró a los lugareños con el proceso de siembra y cosecha. Allí sirven de anfitriones de los grupos, quienes  aprenden que el cacao fue el sustento del país  y ha llegado el momento de retomar la ruta extraviada.

Cuenta Alida que en Paria la cosecha se vive entre los meses de noviembre y marzo, aunque en Cahacaracual, el suelo es tan generoso que en los últimos tiempos han recogido maracas amarillas de cacao durante todo el año.

Con la excepción de algunas pequeñas empresas artesanales, la de Alida es el emprendimiento más grande de la zona con una producción de cinco toneladas mensuales, aunque la demanda supera las veinte;  y no de cualquier cacao, sino el de mejor sabor, gracias a su proceso orgánico.

Sus tabletas, bombones y tortas, que se exhiben en varias tiendas en la capital o en su local caraqueño, son el más fiel reflejo de la alegría que le genera la teobromina, contenida en  el cacao, una suerte de gen de la felicidad que sólo se consigue en Paria.

REDACCIÓN PABVEN/FUENTE:@menucallejero

 

 

 

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