Fito Páez se encaramó en el Olimpo

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Mientras un húmedo frío arropaba a Buenos Aires la noche de este viernes, Fito Páez calentaba por primera vez las butacas del Carnegie Hall de Nueva York, Olimpo del espectáculo norteamericano y una de las salas más emblemáticas del mundo.

Con un repertorio escogido en la data de unos veinte discos grabados, el doblemente postulado a  los Grammy Latino subía a las tablas  con su disciplina, aprendizaje  y vocación política a cuestas.

Poco antes le confesaba a Albinson Linares que le gustaban los problemas hermosos, las complicaciones creativas que lo llevan a experimentar y a enjaularse durante semanas o meses en las salas de ensayo o en los estudios de grabación, hasta que emerge con la música escrita en su lenguaje predilecto, el que le sirve para entender al mundo.

Para escribirlo, el rosarino dice que asume las intensas horas de ensayo como una cruzada fundamental cargada de tensión y concentración, con su convicción de que  “La música tiene que ser interpretada de una manera correcta, que es como queremos y como suena en mi cabeza”.

A sus 55 años, el primer actor de El amor después del amor, el disco que lo consagró internacionalmente en 1992, certificó que se preparó  como un demonio para corresponder al honor  de complacer al auditorio del coso neoyorquino.

-Este teatro –explicó-  carga con gran parte de la historia musical de la ciudad de Nueva York. Por ahí han pasado todas las estrellas de Estados Unidos. En ese país surgió una de las grandes músicas populares que se inventaron en el siglo XX y el Carnegie es un lugar donde la música todavía es una cosa seria.

Para el resto de los mortales bastará la conformidad testimonial de alguno de los alucinados  2800 por la confesión musical de Fito, su banda electroacústica, y las cuerdas, maderas, metales y vientos de los 21 músicos de la orquesta, porque para desgracia del resto del mundo,  el recital no fue grabado.

A las seis de la mañana de este sábado, la lluvia persiste sobre Bueno Aires y Nueva York registra 15 grados, mientras el músculo de los aplausos, posiblemente acompaña al descanso de Fito.

REDACCION FRANCK ARMAS/FUENTE:NYT/ FOTO: LOS ANDES

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