Querido Nano,  te confieso mi amor a primera vista por todas y cada una de tus canciones, desde hace más de cuarenta años y me tomo el abuso de invitarte personalmente al Canto por la Libertad de Venezuela, el próximo viernes 22 de febrero en Cúcuta.

No sabes con cuanta alegría se llenarían nuestros corazones si logramos escucharte cantar, vivir y pervivir para la libertad, aunque sea en un vídeo, si tus ocupaciones, que sé que son muchas, no te lo permiten físicamente.

Créeme que hasta las suelas de los zapatos desgatados de los compatriotas que caminaron miles de kilómetros para respirar libertad en Cúcuta o para atravesar a pie la cordillera andina, te echarán de menos.

Mi pana, si no es molestia, dile al pájaro negro Sabina que también contamos con su ayuda para recuperar el mes de abril y los otros meses que nos robaron los ladrones de la felicidad por más de 20 años.

¡Coño Nano! Necesitamos tu voz para recuperar de los nombres de las cosas, llamarle pan al pan, vino al vino y al que mata llamarle, de una vez asesino.

Tú nos conoces. Antes que nada somos partidarios de vivir, porque sin la utopía de la vida, entendida como felicidad, este tránsito apenas sería un ensayo para la muerte.

Te reitero que el 22 de febrero puede ser un gran día para ir contigo duro tras él, para aprovecharlo o verlo pasar de largo, lo que depende en gran parte de ti.

Ese día, podrías contarle a nuestros corazones que siempre existe una razón escondida en cada uno de los gestos de libertad que cada venezolano exterioriza donde quiera que haya emigrado.

Por cierto Nano, tus locos bajitos tropicales, los que han muerto por ausencia de medicinas y desnutrición y los que aún se aferran al milagro de la ayuda humanitaria, sueñan con joder con la pelota con toda la “forca culé” por el engramado de la vida. Qué crezcan y algún día nos digan adiós, pero sin prisa ni obligados.

Tus viejos, nuestros puretos, los jubilados que mueren de infarto esperando en una fila bajo el sol, el pago de la pensión, cuentan con tus canciones, las que ayudarán a entender que todos llevamos un viejo encima.

Me gustaría oirte condenar en Cúcuta a los verdugos que mataron tu utopía, por confundir lo que debía estar bien con lo que les convino.

Sé que si vienes o haces presencia virtual, reivindicarás el realismo de soñar con un futuro donde nuestra vida sea mejor, y las relaciones más justas, más ricas y positivas, y siempre en paz.

Seguro estoy de que tu canto nos enseñará de una vez por todas que no hay otra forma de avanzar hacia la libertad que caminar juntos.

Nano, necesitamos tu risa, la que nos hace libres, la que borra soledades, la que arranca de la cárcel a los cientos de presos políticos por obra y gracia de ese aborto de la utopía llamado Socialismo del siglo XXI.

Joan Manuel, todo está listo: el agua, el sol y el barro, pero si faltas tú, el milagro será más difícil. Más que nadie sabes que el poder de las canciones es tremendo y aunque posiblemente no cambian la historia, sí la acompañan. Sabemos que no pueden ganar la guerra, pero acompañan a los que la pelean.

Como el tuyo, nuestros corazones esperan otro milagro de la primavera,  con la mirada hacia la luz y a la vida. Conocemos de tu militancia con el compromiso con la idea de que seamos amos de nuestro futuro.

En nombre de los bienaventurados, los que por ahora estamos en el fondo del pozo, nuestro eterno agradecimiento, porque de aquí en adelante con la ayuda de tus canciones, sólo cabe ir mejorando.

No olvides que el 22 de febrero puede ser un gran día. Así que ¡duro con él, mi querido Nano.

Te abraza, Franck Armas

C.C a Belén, Blades y Sabina