La agonía de Humboldt y Guaidó

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Venezuela recibe el nuevo año con las noticias de dos patrimonios que agonizan: la del último parlamento democrático venezolano, presidido por Guaidó, y la del Glaciar Humboldt, la última corona blanca de las montañas andinas.

La Corte Suprema chavista anuló la continuidad de la Asamblea Nacional de Venezuela y la calificó como “írrita”, a pesar de extender su mandato tras desconocer las elecciones parlamentarias organizadas por la dictadura.

Nada nuevo, pues el tribunal chavista siempre desconoció los actos de la Asamblea Nacional desde el inicio de su mandato, cuando la declaró en desacato.

En fin, una agonía mediática y efectista que escalará en las redes durante los primeros cuatro días de enero, a no ser que antes, un afortundo cazarrecompensas cobra los 500 mil dólares que regalará Maduro.

El suspenso opositor, que sube de color bajo la amenaza del presidente del PSUV, tiene duración ilimitada.

Y es que la continuidad de la Asamblea se mantendrá hasta que se realicen elecciones presidenciales y parlamentarias libres, justas y verificables en el año 2021, o en el mejor de los casos, hasta que ocurra un hecho excepcional que nos sorprenda.

La agonía de Humboldt

Hacia el techo de Venezuela, la masa helada del pico Humboldt en Mérida muestra la reducción de más del 99 por ciento que tenía hace apenas 90 años, por los efectos del cambio climático.

Según los científicos, del equivalente a 300 canchas de fútbol que había originalmente de glaciar, para el año viejo sólo quedaban cinco.

De manera que no pasará mucho tiempo antes que el último glaciar de Venezuela desparezca para dejar al desnudo las rocas pobladas de musgos, líquenes y las deposiciones de aves no reportadas.

La lenta agonía de las “nieves eternas” que desde lo inmemorial permanecieron en los 4.000 metros de altura de la cordillera de los Andes, tiene al menos un consuelo, la oportunidad única para los científicos de desentrañar los misterios de la formación de las rocas y el advenimiento de una nueva vida.  

Sin embargo, un deshielo natural y un calentamiento político también significan la esperanza hacia nuevos o mejores tiempos que ojalá derritan de una vez por todas los 20 años de agonía del pueblo de Venezuela.

¡Feliz Año para todos!

Redacción/Edición: PabVen/Con información: AFP7Agencias/Fotos: José Manuel Romero/ Prensa TSJ

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