Maestra o siniestra, jugar a la liberación de unos 100 rehenes políticos es un hecho que, nos guste o no, puede genera resultados prácticos a favor de la dictadura.

La liberación no es un indulto en el sentido correcto de la medida, porque solo se puede indultar a quien está condenado a pasar un tiempo tras las rejas, luego de una sentencia firme. Este no es el caso. de todos los que abandonaron la prisión.

Pero desde el punto de vista pragmático, los presos están en sus casas y la libertad produce empatía.

Maduro matiza su imagen ante el espejo internacional con su diestra, mientras la siniestra allana el camino para legitimar un proceso electoral que de legítimo no tiene un pelo.

Por eso es siniestramente efectiva, tanto que después del aborto del pacto unitario, en la reunión entre María Corina y Guaidó, la responsable del plan alterno recibió el embate de Eliot Abrahams.

El enviado especial se inspiró en García Márquez para calificar la alternativa de la Machado como un “mágico plan b”, toda una ironía por la centenaria carga de soledad y contradicciones que subyacen en la obra del colombiano.

En otras palabras, los forasteron que conocían el secreto del hielo, no llegarán a Miraflores para resolver los problemas de los venezolanos, entre ellos la unidad de la oposición.

No es la única reacción que cosecha Maduro con su jugada. En la acera contraria, Trump califica la “liberación” como un acto simbólico”, mientras Bachelet congratula el “indulto” a los presos políticos como un paso significativo.

Aunque la diplomacia europea considera que el centenar de indultos aprobados por Maduro pudiera tratarse de una “maniobra tramposa” de las autoridades venezolanas, insiste en que la estrategia de la UE pasa por el diálogo para lograr unas elecciones en diciembre que sean justas y limpias.

Entre las reacciones de los indultados, quizás la de Gilber Caro, es un ejemplo de las consecuencias de la medida;

“Mi mensaje para muchas personas es que tenemos que ver, primero, las condiciones en que hemos estado en prisión y luego hablar. Creo que tenemos que apelar siempre a la sindéresis del diálogo.

En síntesis, más que una jugada política inspirada en el cielo o el infierno, Maduro usó un simple juego de palabras para expresar una verdad a medias, con el fin de allanar el camino del diálogo, como via hacia un proceso electoral cuestionado por la comunidad internacional.

Redacción/Edición: PabVen/Con información de agencias/ Foto: