Los Vengadores

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Dicen que la venganza es el postre más sabroso que se sirve en el infierno. De ser así, cuando  llegue la hora faltarán platos para engolosinar a los personajes que proclamaron que el socialismo no era una forma de gobierno, sino una venganza contra la Cuarta República  por la tortura y muerte del militante del MIR en los sesenta, Jorge Rodríguez.

No bastó a los vengadores empujar al exilio  y muchas veces a la muerte, a cinco millones de emigrantes, las víctimas fatales de la represión o los que enterró el hambre y la falta de medicinas.

El desquite es la puesta en escena de un ojo y un diente por los del enemigo, porque el resto de los muertos no cuentan, son apenas guarimos que nutren la macabra estadística de  los efectos colaterales.

Delcy confesó que el demonio de la venganza se le metió en el cuerpo  en 1976, a la misma edad que uno de los hijos de Rafael Acosta Arévalo.

Fue durante el gobierno de  Carlos Andrés Pérez., luego de la captura, tortura y muerte de su papá, quien secuestró al ejecutivo norteamericano William Niehous, y mantuvo bajo la tortura de la incertidumbre a su familia durante tres años y cuatro meses.

Lo peor es que al final, la gran mayoría de los venezolanos pagaron por el pecado mortal más grande de la Cuarta República, a pesar que los cuatro verdugos de la policía política fueron enjuiciados y condenados. Pero  no bastó, porque una venganza de la buena debe ser igual o más cruel que el  motivo original.

Después de 40 años , la vindicta socialista logra el objetivo en la humanidad del militar Rafael Acosta Arévalo, detenido en perfecto estado de salud, bajo custodia del  régimen y entregado muerto, con las uñas inyectadas en sangre, como otra supuesta evidencia de tortura.

Dejó una viuda y dos hijos de seis y 11 años, tan huérfanos como los hermanitos Rodríguez.

A pesar de los pronunciamientos internacionales sobre la necesidad de una investigación  independiente, la poca credibilidad de una autopsia en Venezuela, o la imputación de los presuntos victimarios como una muerte preterintencional o “sin culpa” en términos populares, posiblemente refrescarán la imagen del “suicidio” de Fernando Albán o del exitoso operativo contra un rendido Oscar Pérez, para tranquilidad de Los Vengadores.

PabVen/Foto/ Agencias..

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