Juventud sinfónica venezolana emigra a Argentina

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(Por Franck Armas).- Músicos perseguidos por el Tercer Reich se radicaron en Argentina a partir de 1933, gracias a las facilidades de trabajo del Teatro Colón de Buenos Aires, la verdadera residencia de los artistas condenados  por el nazismo.

Como lo presagió el filósofo y  Bolerista de América, Felipe Pirela, la historia vuelve a repetirse 85 años después, con los venezolanos que armaron sus 23 kilos de equipaje con un par de blue y remeras, un frac por si acaso y, eso sí, con todas sus partituras.

Ochenta de ellos con kilómetros de pentagramas se fueron con su música a otra parte, hasta Buenos Aires, y armaron un ventetuti de lo más académico, la Latin Vox Machine, una orquesta compuesta por intérpretes de Venezuela residenciados en Buenos Aires, fundaday dirigida por Jooyong Ahn, junto a su amigo argentino Boris Jerbic.

 

Antes de armar el combo, era común cruzarse con ellos en subtes y trenes interpretando obras de Bach, Mozart o Piazzolla, con el sello académico del mayor proyecto musical masivo de la historia, un sistema de orquestas infantiles y juveniles a través de todo el país, que formó más de un millón de músicos, en su mayoría de sectores de bajos recursos.

Uno de estos músicos desterrados es Adrián González , violinista desde los once años, quien arribó a punta de pan con queso para untar, luego de siete días de carreteras; Verónica Rodríguez Prieto (22) quien partió cargando una valija grande y el estuche de su violoncello a pesar de su diminuto cuerpo y el violinista y director Moisés Pirela (28) quien arribó sin un centavo porque los guardias le quitaron lo poco que tenía,

Apenas tres historias ​de niños que maduraron en semanas  por la presión de abandonar sus familias ante la necesidad forzada de dejar atrás familia, orquesta, maestro y amigos

El director coreano Jooyong Ahn eligió venir a la Argentina para brindar su experiencia al servicio de estos músicos y junto a ellos pulsó la nota final de la superstición de que la música clásica es una preferencia de clases altas, personas cultas o que puede resultar aburrida.

El entusiasmo general de muchos niños y jóvenes por saber tocar un instrumento y formar parte de una orquesta en Venezuela  es solo comparable en la Argentina con el entusiasmo de cualquier niño por ser jugador de su equipo favorito de fútbol. De eso puede dar fe el hoy divo Gustavo Dudamel, representante global del Sistema

REDACCION PABVEN/FUENTE:EL NACIONAL

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