Maximilien Sánchez Arveláiz, parisino de madre venezolana, con una maestría apoyada en su tesis “Utopía rearmada. Chávez y la izquierda venezolana”, es el supuesto encargado de cerrar el multimillonario negocio de la compra por parte de Argentina de la vacuna rusa Sputnik V.

Su simbiosis de intelectual y negociante conquistó al militar y caudillo venezolano, a Nicolás Maduro y a Vladimir Putin, quien puso en sus manos la firma del contrato.

Procedente de Moscú, con escala en París, (a)Max Arveláiz desembarcó el 23 de octubre en el aeropuerto de Ezeiza y recibe trato de visitante VIP por orden directa de la Casa Rosada.

El invitado VIP del Gobierno tiene la instrucción de Putin de cerrar esta misma semana los contratos de venta de la vacuna Sputnik V a la Argentina, en una negociación entre estados y sin intermediarios.

Felipe Solá ordenaría al departamento legal de la Cancillería una revisión exhaustiva de los contratos públicos que se firmarán entre Argentina y Rusia para comprar millones de dosis de Sputnik V.

El lobista francés, quien como cineasta compartió con Oliver Stone en el Festival de Cannes, exigió hermetismo, hasta el punto de no aparecer en ninguna agenda nacional o internacional.

El inicio de su meteórica carrera data de 2001, cuando ingresó a la embajada venezolana en Francia, y le organizó a Chávez el encuentro con intelectuales de la izquierda europea.

Pasó así a formar parte de la casta izquierdosa “Los franceses” integrada por el español Ignacio Ramonet,  Jacques Sapir y el venezolano Temir Porras, de quien se hizo amigo.

Continuó su carrera diplomática para Venezuela como ministro consejero en la misión venezolana ante Naciones Unidas, director general de Relaciones Internacionales del Despacho de la Presidencia, una cancillería paralela al lado del Presidente.

Alcanzó la cima, cuando el caudillo de Sabaneta le encargó la embajada de Venezuela en el Brasil de Lula Da Silva, y desde allí frecuentó y organizó encuentros entre Chávez, Rafael Correa, Lula, Fernando Lugo, Néstor y Cristina Kirchner.

“Los franceses” calificados como “boliburgueses” por los chavistas de a pie, cayeron en desgracia tras la muerte de Chávez. El super diplomático renace ahora en Buenos Aires como vendedor de vacunas.

Redacción/Edición: PabVen/ Vía y Foto: Infobae/Román Letjman/Nicolás Lucca