Como en los primeros tiempos del patriarca José Arcadio, la casi totalidad del territorio venezolano regresó a las tinieblas de la prehistoria macondiana, gracias a un mega apagón ocasionado por el sabotaje de un engendro con rabo de iguana de la estirpe Buendía, quien burló el cierre de la frontera, al través de una trocha, hoy casi convertida en sendero.

 Por ello, y no precisamente en ritmo de vallenato, el aguinaldo del boricua Alfonso Vélez reedita su notoriedad en el pentagrama popular venezolano, con una adaptación casi automática del sub consciente colectivo venezolano: “Yo tenía una luz/ Que a mi me alumbraba/ Venía el socialismo  ¡Fua!/ Y me la apagaba”.

Por fortuna,  el líder de la democracia en ciernes se dispone a pasar el suiche que devuelva la claridad de Venezuela y, gracias a Dios y al Virgen, ni tiene rabo de iguana,  ni mucho menos de paja.

PabVen/ Por Franck Armas/ FotoAP