El primer corocoro margariteño que emigró al sur

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Brindamos una sabrosa crónica del margariteño Moisés Marcano Salazar que narra la odisea del pionero de la emigración de los «corocoros» que hacen vida en las aguas del destino ideal del Caribe para iniciar una nueva vida con un destino cierto en las mesas de los comederos playeros de Uruguay. 

Lo vieron salir de la Isla de Margarita, con su traje pintado de grises como su cielo empañado, azules de su mar amado y amarillos del araguaney. Tenía la garganta roja de tanto llorar; de sus ojos tristes brotaban perlas nacaradas. Recordó sus andanzas por Coche y muchos de sus parientes no pudieron contener las lágrimas. Un ronquido estruendoso y lastimero brotó de sus entrañas y sus paladares se abrieron como las coronas del caracuey en mayo.

Las Guayanas sintieron sus pasos y lo atribuyeron a un hecho normal. Iba con rumbo a Brasil porque allí se sentiría como en su ambiente, con sus cálidas aguas y fondos marinos similares, vientos que soplan del este y el mismo radiante sol que hace florecer la flora que alimenta con sus frutos. Brasil le brindó hospedaje, pero pensando en la diferencia de sus idiomas, decidió continuar su viaje de aventurero y peregrino.

A medida que se alejaba de sus costas empezó a sentir muchas diferencias. Comenzaba a variar la temperatura del agua, los vientos y corrientes marinas, alimentos y aceptación de los nativos. El lenguaje de la población de su nuevo ambiente era igual al suyo y eso le dio ánimos para establecerse, aunque todavía no ha encontrado algún nativo de su misma especie; sin embargo,
encontró algunos paisanos que habían emigrado antes, pero estaban cambiando de color, tamaño y espíritu margariteño.

Después de tan largo viaje decidió descansar y se quedó profundamente dormido. Lo despertó una bullaranga junto a él y escuchó cuando uno de los presentes gritó con entusiasmo:

_ ¡Carajo, mira mi compai, llegó otro corocoro paisano! ¿De dónde vienes tú, muchacho?

_ Der Guamache de Puntepiedra.

_ No se preocupe paisano, que en Uruguay hay corocoros de toda la costa de Macanao y Paraguachoa. Aquí hay corocoros margariteños, como concha ‘e chipichipe.

Por:: Moisés Marcano Salazar/Edición PabVen

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