Salvo el régimen comunista cubano, nadie en el mundo quiere petróleo venezolano, ante el temor a las severas sanciones impuestas por EUUA.

Lo confirman por lo menos 16 buques varados en aguas internacionales desde hace seis meses, con más de 18 millones de barriles.

No es para menos. El costo de una embarcación que transporta petróleo venezolano es de  30.000 dólares por día, 900 mil por mes y 5.400.000 en seis meses, es decir más de 86 millones de dólares en pérdidas.

Ante la amenaza latente, algunos buques optan por zarpar hacia Malasia, Singapur, Indonesia o Togo, para transferir el crudo a otras embarcaciones fuera del listado, pero las sanciones recrudecen y con ellas el miedo a pérdidas irrecuperables.

El temor va in crescendo, luego de la sanción a los cinco capitanes de barcos iraníes que llevaron gasolina al régimen de Maduro. Un reflejo de la escalada en la presión sobre la primera fuente de ingresos del régimen socialista.

Las represalias del gobierno de los Estados Unidos hacen que ninguna refinería internacional preste sus puertos para bombear el equivalente a dos meses de producción petrolera venezolana.

Algunos buques vrados en el mar se arriesgan y ocultan el origen de la carga antes de enviarlos a un refinador. Otros apagan los transpondedores que transmiten su posición en el mar.

Un ejemplo que toman en cuenta las navieras es el de una línea mexicana que intentó comerciar petróleo venezolano, bajo el acuerdo de intercambio por alimentos, pero fue incluida en la temible lista negra del oro negro venezolano.

El panorama para los envíos de petróleo venezolano a corto o largo plazo resulta sombrío, si se toma en cuenta que Estados Unidos tiene en la mira a más buques y empresas navieras por presuntas violaciones de las sanciones.

Redacción y edición: PabVen/ Fuente: Infobae/ Foto: Cortesía REUTERS/Carlos García Rawlins