Un buhonero venezolano con clase “media”

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Diego Martorell es un joven migrante venezolano que descubrió en las urbanizaciones privilegiadas de Bogotá, la manera de ejercer la buhonería con cierta clase, mientras dure el aislamiento social.

https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-53186734

Diego, que proviene de una familia de la clase media urbana, se convirtió en el más popular de los pregoneros locales, gracias a su grito de guerra «¿Hay alguien aquí con vida?», que acompaña con la más venezolana de las sonrisas, en medio de la soledad de pandemia.

Aunque el silencio es la respuesta más abundante, este pregonero de la soledad insiste en su reclamo. Como dicen en Caracas: “esto es lo que hay”. Por ahora sólo le queda entretener, aunque mal paguen.

Con 27 años en el morral de su vida, su réquiem a las calles huérfanas se apoya en la venta de bolsas para basura, todo un salvoconducto de la indigencia a la buhonería, que ya es mucho decir. Sin embargo, insiste en el animado deliveri de la comedia breve.

Un réquiem a las calles huérfanas impulsan de la venta de bolsas para basura del pregonero venezolano

Antes de que el virus chino lo desalojara de su modesta residencia, ingresó a los escombros de la ruina, al igual que nueve de cada 10 compatriotas que se quedaron sin nada que hacer, salvo retornar a la pobreza enquistad en su país.

Martorell, nacido en la ciudad costera y turística de Punto Fijo, lo sabe y no regresará a un país que mucho antes de la pandemia estaba “jodido” sin agua, alimentos, luz e insumos para los hospitales.

Diego tiene el ADN español de un padre que emigró de casa hace muchos años. Se siente de clase media y «más criollo que una arepa, una hallaca y un cubito de pollo Maggi. Es licenciado en procesos gerenciales y su buen porte apoyó a varios comerciales.

Con dos hijos de 5 y 2 años de edad y “el rancho ardiendo”, se mudó a un inquilinato en los cerros del sur de Bogotá. Insiste en su nueva profesión como proclamador de discursos en el transporte público.

Cada día, los pregones de Diego rompen el solitario silencio que habita Bogotá en tiempos de pandemia.

Admite que la mayoría de los anfitriones son de buen corazón y lo retribuye con la chispa criolla o “mamadera de gallo” venezolana, única en el mundo según El Gabo García Márquez.  

Como ejemplo, basta uno de sus simpáticos pregones: «limpio casas, paseo perros, arreglo matrimonios, y si no soporta a la suegra, me la llevo, así esté fea.

Enlace video BBC : https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-53186734

Redacción/Edición: PabVen/Fuente:BBC Mundo/Fotos: Cortesía AFP

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