Pelo malo: un signo del racismo oculto de Venezuela

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A pesar de la aparente permeabilidad de la sociedad venezolana, el cabello rizado de herencia africana persiste en el subconsciente del país suramericano, como un rémora que se arrastra con la diáspora.

Un trabajo de la agencia AFP relata el caso de Victoria Mejías, quien tras desrizárselo por años, quebró la «esclavitud» del pelo liso de su país, que pese a ser profundamente mestizo no escapa al racismo.

Cuenta que estaba cansada de la peluquería, de no tener libertad de mojarse el cabello y que lo sentía como una esclavitud y ahora se siente «divina» con sus rizos oscuros al natural. 

Recuerda que no siempre fue así, pues le avergonzaba su «pelo malo, pelo chicha o pelo quieto» como normalmente se llama en Venezuela al cabello crespo.

Relata que su mamá empezó a desrizarle los crespos a los 12 años y sentía la obligación de mostrarse de una manera ante las personas, porque el cabello liso le daba estatus.

Venezuela tiene una población diversa, resultado del mestizaje entre los indígenas, los conquistadores españoles que llegaron en 1498 y los esclavos africanos que fueron llevados a las colonias.

De acuerdo con la socióloga Zulima Paredes, pese a esta rica variedad cultural, en Venezuela «todo lo que viene de la negritud lo conceben como malo o exótico y no dentro de lo normal»,

Asegura que la discriminación racial «sigue sucediendo» en este país sudamericano, que empuja a una «asimilación cultural» del cabello liso para adaptarse socialmente.

Así que Victoria dijo basta hace dos años, cortó su melena alisada y dio paso a sus abundantes rulos que ya le llegan a los hombros, como una advertencia a los observadores de oficio para que se vayan acostumbrándose.

Edición:PabVen/Con información y foto:AFP

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