La reiteración del candidato de la izquierda Pedro Castillo, de expulsar a los migrantes que han ido a “faltar el respeto” a Perú, pone en vilo el destino a corto plazo de los venezolanos que escogieron ese país al huir de la tragedia del país.

Según los últimos sondeos, el ex maestro de escuela podría ganar el balotaje con un ajustado margen de uno por ciento de los votantes, aunque el voto en el extranjero, de tendencia fujimorista, pudiera inclinar la balanza en favor de la candidata derechistas por apenas 5%.

En el cierre de campaña en Lima, Castillo prometió, de ganar las elecciones, un plazo de 72 horas a los extranjeros para abandonar su nación, una vez instalado en el palacio de gobierno,

Tras el ultimátum, el subconsciente colectivo de los migrantes es un neurótico bucle de una historia harto conocida: La propuesta del candidato marxista ”de a caballo¨ tiene como bandera una Asamblea Nacional Constituyente para anular la Constitución Política vigente desde 1992, impulsada por el ex presidente, Alberto Fujimori.

También les martilla que recuperará la industria del gas a través de un plan de nacionalización, versión peruana la aprobación de Ley de Tierras de Venezuela en 2001 que abrió el camino para la toma de la propiedad privada y con el tiempo desmontó el aparato productor agrícola para dar paso al desabastecimiento de alimentos.

Apenas un par de las advertencias que los migrantes plantean a sus escépticos conocidos peruanos que no se cansan de repetir: “Qué va. Perú no es Venezuela”, copia al carbón del “No vale, Venezuela no es Cuba” tras el triunfo de Chávez.

Edición/Redacción:PabVen/Con información y Foto:Venezuela Migrante