Venezuela a punto de exportar terrorismo

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Después de transitar un pasado exitoso como país petrolero, Venezuela reune todas las condiciones para convertirse en exportador del terrorismo islámico a sus vecinos de América Latina.

La patria bolivariana está en la mira de los grupos radicales islamitas en la región, como uno de los puntos estratégicos para establecer sus próximas bases de operaciones.

Según los expertos, el tipo de terrorismo que anidaría en Venezuela tiene sello yihadista y salafista sunita, considerada como la amenaza global de más cuidado.

Los musulmanes latinoamericanos están muy bien conectados con las redes sociales. Aprenden sobre el islam, la cultura árabe y el Medio Oriente, pero su participación como “soldados“ es prácticamente nula.

Se cree que el terrorismo de Hezbolá e Irán en América Latina significa la mayor amenaza terrorista para el continente. Allí entra en juego Venezuela, como si se tratase de un centro de acopio para la reexportación.

La punta de lanza de ISIS en América Latina es Trinidad y Tobago, considerado como uno de los países que más combatientes ha aportado al Estado Islámico, unos 100 miembros operativos.

Irán coqueteó con el régimen de Hugo Chávez, hasta consolidar una relación profunda entre el caudillo de Sabaneta y el presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad

Hoy, Irán tiene claras sus prioridades en América Latina, especialmente en Venezuela:

  • Apoyo a los opositores a Estados Unidos como contra peso para las presiones sobre el proyecto nuclear de Irán
  • Devolver el ataque a Estados Unidos en su propio hemisferio y desestabilizar a sus gobiernos amigos
  • Aumentar la penetración política y económica iraní para permitir el desarrollo de una red de terrorismo y subversión regional contra EEUU e Israel.

El paraíso de chiíta en Margarita

Las actividades terroristas y subversivas de Hezbolá e Irán se basan en las comunidades chiítas libanesas dispersas por todo el mundo.

En América Latina se concentra en comunidades chiítas que viven en áreas de libre comercio, como lo son la isla de Margarita,  Triple Frontera entre Paraguay, Argentina, Brasil; Iquique en Chile y Panamá.

Hezbolá tiene presencia en Venezuela antes del eje estratégico Chávez-Ahmadinejad.

Los miembros conforman una gran comunidad de expatriados libaneses en la isla de Margarita. Con su ayuda, la organización se infiltró en Carolina del Norte en 1992.

Una de sus cabezas visibles, el venezolano de origen sirio libanés Tareck El-Aissami, es el funcionario gubernamental más destacado involucrado en un esquema de pasaportes para terroristas, incluso a Hezbolá.

El Aissami coordinó la ayuda a Hezbolá con otro venezolano de origen libanés, Ghazi Atef Nassereddine, quien se desempeñó como encargado de negocios de Venezuela en Damasco y como consejero político de la embajada en Beirut.

Nassereddine está sancionado por el Tesoro de Estados Unidos desde 2008 por facilitar las operaciones de Hezbolá en América Latina, primero como diplomático en el Levante y luego desde Caracas como presidente del Centro Islámico Chiíta establecido por Irán.

Hezbolá e Irán se ejercitan y están al día en materia terrorista .Entre 2012 y 2018 ejecutaron numerosos ataques, la gran mayoría frustrados, pero en cualquier momento vuelven a la acción..

América Latina no es inmune a la amenaza y no es un secreto que Venezuela puede servir como una posible plataforma de apoyo.

Redacción/Edición: Seminario Terrorismo Islámico en América Latina/ Ely Karmon/ Gráfica: Infobae

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