Con 15 millones de dólares por la captura de Nicolás Maduro, la cuarta recompensa más alta en la historia de Estados Unidos, Venezuela dio inicio oficial a su temporada de caza mayor, El Cartel de los Soles.
La noche del jueves debió ser el equivalente a la trillada escena cinematográficas, donde los cazadores profesionales limpian, aceitan y calibran la mira telescópica de sus rifles para emprender la búsqueda de sus presas, antes de la salida del sol.
Al contrario que los furtivos depredadores de tigres y elefantes, los cinegéticos rastreadores no tienen que disparar un solo tiro, porque los promotores del torneo, los quieren vivos para presentarlos ante un tribunal y no disecados con un par de metras o canicas en las órbitas, como souvennir el lobby de una mansión.
El millonario monto ofrecido por datos para arrestar al líder chavista, apenas está por debajo de las recompensas por Osama Bin Laden, el actual jefe de Al Qaeda, y el narcotraficante Rafael Caro Quintero
Sin embargo, el botín general no deja de ser todo un récord, ya que se repartrá un botín extra de 40 millones de dólares por la captura o localización de Diosdado Cabello Rondón, presidente de la Asamblea Nacional Constituyente ilegítima; el general retirado Hugo Carvajal Barrios, ex director de inteligencia militar de Venezuela (DGCOM); Clíver Alcalá Cordones, mayor general retirado del Ejército de Venezuela; y Tareck Zaidan El Aissami Maddah, ministro de Industria y Producción Nacional».
El blanco de los cazadores se mueve en estepas infectadas por otros especímenes narco terroristas. como el ex negociador de paz de la antigua guerrilla Luciano Marín, alias “Iván Márquez”, y Seuxis Paucias Hernández, alias “Jesús Santrich.
La lista de objetivos cinegéticos la completan Maikel Moreno, presidente de la Corte Suprema, y Vladimir Padrino, ministro de Defensa, como principales actores del esquema depredador.
Los premios son producto del Programa de recompensas de narcóticos (NRP) del Departamento de Estado. Más de 75 narcotraficantes fueron llevados ante la justicia bajo este programa desde que comenzó en 1986. Hasta ahora se pagó más de 130 millones en recompensas por información que guiaron hacia los objetivos.
Entretanto, en vez de rifles , sabuesos y linternas, los cazadores venezolanos se apertrechan con computadoras, teléfonos satelitales, geolocalizadores y, sobre todo, baqueanos que se mueven en el mismo entorno de sus presas.
Versión: PabVen/ Fuente y Fotos: Infobae.
