El crimen de lesa ancianidad que no llegó a la ONU

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Tan condenable como las torturas a los presos políticos denunciadas por la ONU, resulta el sistemático martirio que el madurismo aplica a los jubilados que sobreviven con las pensiones que le corresponden por derecho.

Un crimen de lesa ancianidad que repite su guion mes a mes, con la constante de que lo cobrado luego del calvario impuesto por el régimen no alcance para nada, si acaso un café en la panadería de la esquina para olvidar el mal rato.

El monto que dispone Maduro para cada adulto mayor es un derecho que no cubre ninguna necesidad, unas cuatro canillas de pan sin relleno, según el dólar del día.

Es apenas una de las torturas del Seguro Social, porque cada comienzo de mes, cuando no lo postergan, la gran mayoría de los jubilados se quedan viendo al cielo en las puertas de los bancos, luego de horas de cola porque no alcanzó el efectivo.

Se trata del calvario sistemático que viven cada día de cobro, con la complicidad de la naturaleza en días de lluvia o sol, porque los venezolanos no usamos paraguas y los periódicos hacen lustros que desaparecieron.

El gobierno del cuestionado cancela un dólar para cada pensionado, en moneda local que difícilmente el banco dispondrá para los afortunados pensionados que logren saludar al cajero.

Pero si logran sobrevivir a la espera y no se desmayan en la cola, les tocará lidiar con la elección entre una docena de huevos o las cuatro canillas que tendrá que estirar por 30 días, aunque los venezolanos sabemos que una compra de panadería nunca llega completa a casa.

Redacción/Edición: PabVen/ Con Información: El Estímulo/ Foto: Daniel Hernández

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