(Por Franck Armas).- La ancestral pulsión mamaria de los niños tiene su mejor expresión en la isla venezolana de Margarita, donde las madres amamantan a la vista de todos, sin usura ni pudor, cada vez que despierta el apetito de los bebés, una costumbre que pervive con los años, gracias a los helados de  “tetas margariteñas” .

Las Tetas de María Guevara, fuente inagotable de inspiración

Tan genuina manera de hacer helados caseros con sabor a frutas y en bolsas de plástico reviven la felicidad de los primeros años.Estos posicles, como también denominan los helados en el resto del oriente venezolano, representan el más claro ejemplo de los inconscientes complejos freudianos de Edipo, con su conflictiva versión de los «heladitos chupichupi», que según algunos psicólogos representan un tributo a la virilidad.

Junto a la empanada margariteña de cazón, las “tetas” representaron durante muchos años, un emprendimiento familiar que formó parte del paisaje insular.: una matrona de delantal y cayena en la oreja, tras una mesa con mantel de plástico a cuadritos y un paraguas multicolor al frente de la casa.

La industrialización no pudo con las tetas y mucho menos con las chupichupi; más bien son fuente de inspiración para nuevas formas de presentación  del milenario invento chino expropiado siglos después por los italianos.

Un ejemplo actualizado lo representa  “ La Paletta Margariteña”,   una creación de Alexis Sánchez cuya fama navegó hasta Caracas, donde la demanda se transformó en una verdadera locura, gracias a sus 70 sabores que van desde el tomate de árbol hasta el ají dulce margariteño.

Dato:  Fragolete se ubica en uno de los vértices del cuadrilátero histórico de Caracas, dentro del Centro Comercial Metrocenter en Capitolio/ La Paletta Margariteña abrió su primera sede capitalina en el nivel Acuario del C.C. Sambil.

REDACCION PABVEN/ FUENTE:REDES/ELUNIVERSAL